Uno de los actos delictivos más deleznables desde el punto de vista contable es el fraude financiero. Los que se atreven a falsificar estados financieros denotan una gran falta de profesionalidad, pues actúan en contra de principios internacionalmente aceptados. Quienes alteran sus estados financieros para obtener algún tipo de beneficio enlodan su reputación profesional para toda la vida.
El fraude de los estados financieros consiste en la publicación intencionada de información falsa en cualquier parte de los estados con el objetivo oscuro de obtener algún tipo de beneficio. Por ejemplo, una empresa puede alterar u omitir información financiera, presentando utilidades cuando en realidad ha tenido pérdidas con la intención de atraer inversionistas u obtener un crédito bancario.
Se pueden identificar 5 tipos de fraudes en los estados financieros:
1. Ingresos ficticios: Consiste en registrar ventas que en realidad no ocurrieron. Muchas veces estos ingresos son reversados al final del periodo contable para ocultar el fraude.
2. Diferencia de tiempo en el reconocimiento de los ingresos: Consiste en registrar ingresos o gastos en periodos incorrectos con la intención de hacer crecer o decrecer ganancias según convenga.
3. Ocultar obligaciones y gastos: Es uno de los métodos más usados pues busca presentar utilidades ficticias ocultando o reduciendo pasivos o gastos.
4. Valuación incorrecta de activos: Aquí lo que se busca es fortalecer el balance general presentando activos inflados.
5. Revelación insuficiente o impropia: Consiste en engañar a los interesados en invertir o prestar a la empresa a través de la presentación de datos engañosos, incompletos o sin detalles.
Generalmente el fraude financiero busca engañar o desorientar a potenciales inversionistas, acreedores y hasta al Estado distorsionando la información financiera en dos sentidos:
➢ Aparentar fortaleza financiera
➢ Aparentar debilidad financiera
En el primer caso, lo que se busca es presentar una robusta situación financiera sobrevalorando activos e ingresos con la intención de atraer inversionistas o acreedores.
Por otro lado, el segundo caso lo que busca es presentar una información financiera débil subvaluando activos e ingresos con la intención de defraudar al fisco.
Uno de los casos más famosos de fraude financiero fue el de la empresa norteamericana ENRON. Por muchos años esta entidad fue considerada de las mejores y más innovadoras dentro del sector energético de los Estados Unidos. Proveía más del 25% de la energía comercializada en todo el país entre 1996 y el año 2000.
No obstante, esta empresa basó su imperio en una red gigantesca de tráfico de influencias y fraude financiero. Después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, la empresa tuvo que hacer correcciones en sus estados financieros desde 1997 hasta 2000, para presentar una reducción en las ganancias de más de US$613 millones y una reducción de su capital de US$1, 200 millones. Sus principales ejecutivos fueron sometidos a la justicia por conspiración y fraude financiero.
La lealtad hacia su profesión debe dirigir el accionar de todo empresario. La integridad profesional es el activo más valioso que podemos poseer, no lo dañemos presentando información financiera falsa.
Por Manuel A. Fernández