El espacio, que fue cerrado desde finales de 2023 para fines de remozamiento, tuvo su reapertura el pasado viernes
Turistas, grupos escolares y hasta parejas se encontraban apostados a las afueras del Acuario Nacional, a propósito de que el pasado viernes se llevó a cabo la reapertura parcial del espacio, en el que los visitantes no solo podrán ver especies marinas, también conocer historias sobre la resiliencia de la naturaleza.
"Esperamos ver algo extraordinario después de tanto tiempo cerrado", dijo Melanie Castro mientras esperaba ingresar al Acuario, lugar que no había visitado desde 2019. Castro se trasladó desde Quita Sueño, Haina, junto a maestros y 50 estudiantes del Colegio El Ángel para disfrutar de un paseo escolar.
Anabela de Girón retornaba a su natal Guatemala el día de la reapertura, sin embargo, no quiso dejar República Dominicana sin acudir al Acuario junto a sus nietos y sobrina y se convirtió en la primera visitante tras la reapertura.
"Nos vamos con una alegría muy grande porque es un lugar hermoso, República Dominicana tiene un acuario hermoso, grande, cómodo y limpio", manifestó la visitante quien resaltó el colorido de la sala de agua dulce, uno de los stands del espacio.
Para Frank Ortiz, residente en Moca, el espacio aún requiere de más especies, a los fines de brindar a los visitantes una oferta más diversa.
El "hábitat" muestra diversas especies que nadan alrededor de los pilares de un muelle, entre residuos plásticos, botellas y un barco hundido en miniatura. "La construcción de un muelle, aunque necesaria para diversas actividades humanas, genera una alteración significativa en el ecosistema marino", reza la descripción de la pecera.
"La naturaleza es resiliente y, con el tiempo, el muelle se convierte en un nuevo sustrato para la vida marina (…) se transforma en un hábitat artificial, atrayendo cardúmenes de peces como candiles, bocayates y pargos", agrega.
El cartel termina con los desafíos que presenta la vida en el muelle. "Las especies deben adaptarse a la contaminación proveniente de los carburantes y otras actividades humanas. Para minimizar el impacto ambiental y proteger la biodiversidad marina, es fundamental implementar un manejo adecuado en la zona de influencia del muelle", detalla.
Guillermo, un ejemplo de resistencia
En una de sus salas dedicadas a las especies que viven en el mar, el Acuario Nacional tiene en exhibición a Guillermo, un tiburón gata (Ginglymostoma cirratum) que en abril de 2024 fue intervenido en el Acuario tras ser herido en la cabeza con un arma de fabricación casera.
"Él luchó y se salvó", señala personal del Acuario al contar la historia de este tiburón, que quedó con un pequeño agujero en la cabeza, un vestigio de su herida que lo diferencia de otros ejemplares de su especie.
La institución tiene en sus instalaciones un ala dedicada a las especies de agua dulce, en la que se exhiben especies endémicas como la biajaca o la jaiba de río, destacada por ser el único cangrejo del mundo que completa todo su ciclo biológico sin necesidad de salir de su hábitat, según explicaban a visitantes los guías de la sala.
Inversión
Los trabajos de remozamiento del Acuario Nacional fueron financiados por el Banco de Reservas y la Fundación Reservas del País, con una inversión de 93 millones de pesos.
En la segunda etapa, se prevé que esté listo el túnel de arrecife coralino del Caribe y el parque infantil.