La devastadora catástrofe producto del sismo terminó con más de 220 mil personas fallecidas.
Hace quince años que la falla Enriquillo-Plantain Garden, que atraviesa la península de Tiburón, le jugó una mala pasada de la que Haití no ha podido levantarse. La tarde del 12 de enero de 2010 terminó con Puerto Príncipe bajo escombros, tras la sacudida a unos 15 kilómetros de la ciudad capital producto de un terremoto con magnitud de 7,0.
De un acontecimiento en el que todavía no se cuantifican con seguridad los cientos de muertos, le siguieron dos réplicas de magnitudes 5,9 y 5,5. Antes de reinventarse, los temblores regresaron con otra repetición en fecha 20 de enero ocurrida en Petit Goâve, una ciudad a 55 kilómetros al oeste de Puerto Príncipe.
Pareciera que los terremotos trajeron consigo fantasmas que aún rodean el país caribeño, sumergidos en una crisis de autoridad donde la batuta la imponen las pandillas, además de sufrir consecuencias con el brote de enfermedades como el cólera o el magnicidio del último presidente electo (Jovenel Moïse, asesinado en 2021).
El territorio haitiano es uno propenso a sismos debido a su ubicación cercana de las placas tectónicas norteamericana y la del Caribe, ambas en constante movimiento, lo que se agudiza con la alta densidad de población con 11, 584,996 personas en 2022, de acuerdo a estimaciones del Banco Mundial, en una superficie de 27, 750 kilómetros cuadrados.
Consecuencias
De acuerdo con archivos del colectivo no gubernamental Oxfam International, la devastadora catástrofe producto del sismo terminó con más de 220 mil personas fallecidas, siguiendo a más de 300 mil que resultaron heridas.
En tanto que el terremoto dejó a un número superior de los 1,5 millones de personas sin hogar, causando una crisis humanitaria agravada por tormentas tropicales y un brote de cólera que aumentaron la tragedia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reseña que el primer brote de cólera en Haití fue notificado en octubre de 2010, fecha desde la cual y hasta febrero de 2019, registraban en el país un total de 820 mil casos que llevaron a 9,792 muertes.
A partir de entonces no se confirmó un solo caso de cólera en tres años, una gracia que terminó en octubre del 2022 con la comunicación de las autoridades respecto a dos expedientes por infección de Vibrio cholerae O1, o la bacteria que causa el cólera en seres humanos, en Puerto Príncipe.
Crisis política
La tempestad que azota a los haitianos también incluye la crisis en la política, visto en los cuatro presidentes desde la ocurrencia del terremoto y la interrupción a estos por consejos de ministros. El caso más cercano con el magnicidio de Moïse en julio de 2021, apartados de la figura y tampoco se vislumbra una pronta celebración de elecciones democráticas.
El ingeniero agrónomo René Préval estuvo en el mando desde mayo de 2006 a mayo de 2011, sucedido por el músico Michel Martelly que se desempeñó en la presidencia hasta febrero de 2016. En este último año, por tiempo de siete días, el poder lo ejerció Evans Paul como parte del Consejo de Ministros.
En espera de la efectuación de un balotaje electoral pendiente desde 2015, Jocelerme Privert acogió el mote de “presidente interino”, quien antes fue acusado de masacre y encarcelado por tiempo de 26 meses debido a las decenas de asesinados en 2004 en la ciudad de San Marco.
La segunda vuelta finalmente fue llevada a cabo con el enfrentamiento de Jovenel Moïse y Jude Célestin, el primero haciéndose de la silla en la que estuvo hasta su muerte el 7 de julio de 2021. Fue asesinado por hombres armados que perpetraron un asalto a su residencia de madrugada en el barrio de Pelerin, Puerto Príncipe.
Moise denunció que la oposición, con el apoyo de jueces, tramaba un golpe de Estado. En ese momento, Haití ya atravesaba una crisis de seguridad que sigue latente, mientras que gobernó rodeado de protestas y disturbios.
En su sustitución, un crítico Claude Joseph asumió el Consejo de Ministros y con este una serie de confrontaciones con los diversos sectores de la política dominicana. Ariel Henry tomó el mismo puesto, seguido de Michel Patrick Boisvert.
En la actualidad, los haitianos esperan resultados del Consejo Presidencial de Transición, que tiene a su cargo la política del país desde abril del 2024 y la expectativa de celebrar elecciones que devuelvan el camino a la democracia.
Pandillas al control
Este territorio, que tiene para muchos el calificativo de “Estado fallido”, agrega una complejidad a la coctelera con las pandillas tomando el control. Una publicación del New York Times de marzo pasado, indica que en Haití operan hasta 200 pandillas, unas 20 de ellas en Puerto Príncipe.
Este reportaje del periódico estadounidense subraya que “dos organizaciones principales de pandillas, el G-Pèp y la Familia G-9, controlan muchos de los barrios más pobres de la capital”, añadiendo que “los grupos delictivos y sus aliados a veces trabajan en colaboración, pero más a menudo se enfrentan”.
El terror infundido por las bandas criminales produjo el despliegue de una misión de apoyo que lidera Kenia, la cual no muestra resultados de ser capaz y enfrenta la “falta de recursos”. La cantidad de uniformados kenianos en Haití es de 400.
En tanto que, el anterior 4 de enero, fue anunciado el arribo de un segundo contingente de 75 soldados de Guatemala. Lo propio eleva a 150 el total de guatemaltecos “luchando por recuperar la paz” en el territorio caribeño, a quienes se suman otros ocho de El Salvador.
El rostro más conocido en contra quienes batallan es el de Jimmy Chérizier, alias Barbecue, un expolicía que lidera a los “gangeros” de la poderosa pandilla G-9 y Familia.