
“Caamaño tenía un balazo en la cabeza”, ese es el detalle que todavía gravita en la mente del fotoperiodista Antonio García Valoy, que recibió la encomienda de ir a la cordillera Central a registrar lo acontecido.
- Lo otro que había en el lugar era el pelotón de militares que mantenían todo en suspenso. No hablaban, tampoco contestaban, solo dejaron trabajar a los reporteros.
LIDER MILITAR
Para que no quedara duda, Balaguer ordenó fotos a restos de Caamaño: A 52 años de la única evidencia
“Caamaño tenía un balazo en la cabeza”, ese es el detalle que todavía gravita en la mente del fotoperiodista Antonio García Valoy, que recibió la encomienda de ir a la cordillera Central a registrar lo acontecido.
- Lo otro que había en el lugar era el pelotón de militares que mantenían todo en suspenso. No hablaban, tampoco contestaban, solo dejaron trabajar a los reporteros.

La historia continúa sin aportar respuestas: Han pasado 52 años desde la ejecución del líder militar Francisco Alberto Caamaño Deñó, ocurrida en la cordillera Central en momentos que dirigía el frente guerrillero que desembarcó en Playa Caracoles contra la “dictablanda” de Joaquín Balaguer, y todavía no existen rastros de su cadáver.
De lo ocurrido el 16 de febrero de 1973, la única pista documentada está en las imágenes de Antonio García Valoy, entonces reportero gráfico del LISTÍN DIARIO, que recibió la encomienda del mismísimo presidente de ir a la loma a registrar lo acontecido.
“Siempre recuerdo algo que me dijo el presidente Balaguer: ‘que no quede ninguna duda’, que todos tienen la libertad para hacer sus trabajos”, rememora García Valoy de las instrucciones dadas y la apertura a retratar cada detalle de la escena en que sucumbió el revolucionario.
Llamada de Palacio Nacional
García Valoy estaba asignado a la fuente de Palacio Nacional, de donde vino la llamada para que realizara acto de presencia. De ese ambiente describe una “situación que era muy difícil”, en virtud de “quien no tenía experiencia de cubrir Palacio, no podía entrar”.
En ese momento los generales Ramón Emilio -Milo- Jiménez y Enrique Pérez y Pérez le habrían dado información a Balaguer de la ejecución sumaria en contra de los anteriores héroes en la Guerra de Abril. “El presidente escuchó, como era su estilo, y se escogió un grupo para que subiera a la loma a ver la guerrilla con los cadáveres”, revive Valoy, esta vez en una conversación de lo ocurrido en la época.
Los seleccionados fueron el periodista José Goudy Pratt, de El Caribe, con el encargo de que su nota fuese publicada por todos los diarios; Antonio García Valoy, reportero gráfico del Listín Diario, que distribuiría las tomas a los medios y el camarógrafo Eladio Guzmán (Güico).
Primeras impresiones
Una vez desplazados a la sección Nizao, de San José de Ocoa, empezó el despliegue y exploración, con cámaras en manos, de plasmar las circunstancias del combate.
“Cuando llegamos allá, en la parte alta estaba un camión de soldados y abajo estaba el cadáver de Caamaño. Nosotros inmediatamente nos desplazamos hacia la zona”, recuerda García Valoy como las primeras impresiones.
Tratándose de una orden dictada en Palacio, nunca hubo impedimentos de documentar y, por el contrario, la actitud de los militares de allí fue dar la oportunidad de capturar todo.
Bajo la palabra empeñada de Balaguer respecto a “que no quede ninguna duda”, inmediatamente comenzaron las observaciones de García Valoy concentrándose en buscar señales, marcas y huellas del coronel Caamaño.
“Caamaño tenía un balazo en la cabeza”, ese es el detalle que todavía gravita en la mente del fotoperiodista.
Además de cadáveres, lo otro que había en el lugar era el pelotón de militares que mantenían todo en suspenso. No hablaban, tampoco contestaban, solo dejaron trabajar a los reporteros.
Estado de Caamaño
Las fotos de García Valoy develaron el estado de descomposición en que se encontraba el cuerpo de Caamaño, quien mantiene fresco en la memoria cada observación realizada.
“Recuerdo el balazo que le dieron a la cabeza, o sea, la herida”, dice con relación a lo visualizado y posteriormente retratado en cámara. También presentó disparos a nivel del tórax, estando boca arriba.
“Yo pedí que lo viraran para tratar de identificar heridas o huellas (en la espalda). Los soldados lo hicieron, fue la orden del presidente”, expresa.