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Desde 2018 hasta 2023, la migración en Chile creció un 46.8%, según el Servicio Nacional de Migraciones. Solo en 2023, la cantidad ascendía a 1.918.583. Son diversas las nacionalidades de los migrantes: venezolanos, peruanos, haitianos, colombianos, bolivianos, argentinos. La población haitiana, por ejemplo, representó el 9.8% del total de migrantes, según el organismo estatal.
“La migración irregular ha sido un problema. El gobierno ha desplegado militares en las fronteras, ha establecido políticas de identificación de migrantes irregulares mucho más precisas y ha modificado su legislación en esa materia”, dice Diego Ibáñez, diputado chileno en representación de la Región Valparaíso por el partido gobernante Frente Amplio.
“Y, con la comunidad haitiana, que hace más de una década ha comenzado a llegar a Chile, se tiene el propósito de que, quienes trabajen, se queden y aporten al país; y quienes llegan con otros propósitos ilegales, seamos capaces de identificarlos y generar alguna respuesta que fortalezca nuestra propia seguridad”.
Muchos haitianos que llegan a Chile —a 6,073 kilómetros de distancia— suelen trabajar en el sector agrícola. Han migrado hacia esa nación sudamericana para escapar de la espiral de violencia en Haití y buscar mejores oportunidades laborales, salariales y sociales. Algunos lo consiguen. Otros no.
En Valparaíso, donde vive Diego, han llegado muchos haitianos que trabajan en el cultivo de frutas y otras áreas de la agricultura. “Son muy laboriosos y muy respetuosos de sus relaciones laborales”, afirma en una entrevista con Listín Diario.
Una de las principales barreras ha sido la regularización del estatus migratorio. Diego (Punta Arenas, 36 años), un abogado, ecologista y político, muy amigo del presidente Gabriel Boric, sostiene que Chile ha contribuido a que migrantes haitianos puedan formalizar sus papeles, mediante programas gubernamentales.
“Hay que regularizar, hay que subir los estándares por la propia protección laboral y de los derechos humanos de los migrantes”, apunta.
La nación sudamericana, sin embargo, aún se rige por una política migratoria que no se ha adaptado a la nueva realidad mundial, según señala el legislador chileno. Y recuerda que su país ha recibido entre 30,000 y 40,000 migrantes indocumentados al año, en su gran mayoría, “venezolanos”.
“Estamos generando políticas públicas para contenerlo. Hoy, nuestro país, no resiste una mayor migración irregular y estamos produciendo todos los canales para ordenar la casa y ordenar la frontera (limita con Perú, Bolivia y Argentina) siempre con el respeto a los derechos humanos y derechos internacionales”.
Fuerza de seguridad “ineficaz”
A juicio de Diego, Chile ha observado una “lamentable distancia” en la región del Caribe, principalmente por la crisis haitiana. “La agenda internacional no cubre más allá de lo que sucede en los conflictos globales más duros”, cuestiona.
El gobierno de Boric ha tratado de ayudar a Haití con el envío de soldados chilenos a través de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas, los llamados “cascos azules”. Sin embargo, la participación de Chile, en palabras del diputado, “no ha sido tan eficaz”.
“El esfuerzo que ha desplegado las Naciones Unidas no ha sido suficiente, porque la situación de violencia se ha profundizado. Hay que ser muy honesto en la situación que hoy vive Haití”, afirma Diego, refiriéndose a la Fuerza Multinacional de Seguridad (MMS), cuyos integrantes son soldados de Kenia y El Salvador.
“Desde allí hay un desafío de las propias Naciones Unidas y de los países vecinos en contribuir a generar paz, solución y diálogo político dentro del mismo país”.
Buena relación entre Abinader y Gabriel Boric
Diego llegó a República Dominicana el viernes 21 pasado. En su estadía por el país, se reunió con algunos funcionarios del gobierno, incluyendo el presidente Luis Abinader. Fue un encuentro breve, mientras Abinader agotaba una agenda de inauguraciones en el municipio de Santo Domingo Este.
Allí, cuenta Diego, el jefe del Estado le confesó que tiene una “muy buena relación” con su homólogo chileno, Gabriel Boric, “pese a que tienen miradas (ideológicas) distintas”. “Se respetan mutuamente mucho”, asegura.
Desafíos de RD
El diputado chileno sostiene que República Dominicana tiene “grandes desafíos” en el combate contra la corrupción, en la conexión con la ciudadanía, y en materia energética. Con respecto al último reto, señala: “Hay un retraso en los objetivos de la agenda 2030”.
En medio de esos desafíos, Diego también ha citado algunos puntos positivos, como el diálogo. “Existen espacios de diálogo y yo diría que no se rompan nunca esos espacios, entre quienes son de partidos distintos o piensan distintos”.
“Cuando se polariza el debate, la catástrofe está en la vuelta de la esquina y hoy creo que República Dominicana tiene una estabilidad institucional base que debe fortalecerse. Tienen que estar muy preocupados de que los principios de la República cooperen en el derecho administrativo en el país”.
Interés en establecer alianzas
Con su visita a República Dominicana, Diego ha buscado establecer alianzas en políticas públicas centradas en el turismo y a la protección ambiental. El partido oficialista Frente Amplio tiene el interés de reactivar la economía de Valparaíso, una zona central de Chile, donde hay una de las terminales portuarias más importantes del país.
“Nos interesa aprender y llevarnos reflexiones”, dice Diego.
Desde su posición como representante de la región de Valparaíso, sostiene que hay interés en fortalecer la llegada de cruceros y en impulsar la inversión a su país. De hecho, ya se realizaron acercamientos entre autoridades dominicanas y chilenas del sector portuario. La agenda del legislador chileno por el país concluirá el viernes 21.