
Con más de 15 años dedicados a esta labor, ha intervenido en catástrofes como el terremoto de Haití, la explosión en San Cristóbal, la mueblería en Santiago y otros más que, casi sin saberlo, lo prepararon para la fatídica madrugada del ocho de abril en el Jet Set.
“Los cuida playas” o “los muchachitos de mamey” son algunos de los motes que recuerda Wagner Abreu, que han sido utilizados para referirse a los voluntarios de la Defensa Civil con el objetivo de desmeritar sus labores de protección en la institución.
Sin embargo, desde los ocho años de edad, Wagner ha sabido hacer oídos sordos a lo que muchos puedan pensar de esta vocación y lo que empezó siendo un pasatiempo para él se convirtió poco a poco en una necesidad.
Con más de 15 años dedicados a esta labor, ha intervenido en catástrofes como el terremoto de Haití, la explosión de San Cristóbal, la mueblería en Santiago y otros más que, casi sin saberlo, lo prepararon para la fatídica madrugada del ocho de abril en el Jet Set.