
En ocasión de esos privados de libertad de condiciones especiales, en cada pabellón existe una celda con camas unipersonales. Estas permiten que, incluso en sillas de ruedas, puedan desplazarse hacia la ducha o inodoro con facilidad.
Una ventana de láminas metálicas servirá de conexión con el exterior a las celdas de la cárcel Las Parras o Nueva Victoria.
Esa será la proximidad de los reos con las añoranzas previas a una condena y ese hueco que durante las noches soplará el frío del encierro.
Se distribuirán entre cinco, alojados en literas y con un sanitario con privacidad limitada a una “puertecita blanca”. Así, en cada estancia donde se ubiquen los 2,400 reclusos, tras la inauguración de un primer cuadrante pautado para agosto.
Los espacios de guardar la ropa u otras pertenencias que permitan la seguridad están pensados en no afectar al colectivo, observando un casillero con varias divisiones, aunque la preocupación de estar hecho con un material que podría ser desarticulado y convertido en armas blancas.
La arquitectura del centro localizado en el municipio San Antonio de Guerra, mostrado a la prensa en un recorrido por el ministro de Vivienda y Edificaciones, Carlos Bonilla, también está pensada en los minusválidos.
En ocasión de esos privados de libertad de condiciones especiales, en cada pabellón existe una celda con camas unipersonales. Estas permiten que, incluso en sillas de ruedas, puedan desplazarse hacia la ducha o inodoro con facilidad.