
Por Arturo Taveras
En una tarde perfumada de historia y humo aromático de tabaco, bajo la elegancia solemne de los fumadores, la ciudad de Santiago se convirtió, el viernes, en el epicentro mundial del tabaco con el majestuoso inicio de la Dominican Cigar Expo 2025, en el Parque Central de esta ciudad, orgullo de América.
Con la apertura de la tercera edición de tan significativa feria, quedó sellado, con fuego, humo, discursos, aplausos y música, el pacto eterno entre esta tierra sagrada y su industria más emblemática: el cigarro dominicano.
Desde las cinco de la tarde, cuando un sacerdote elevó su bendición al cielo, bajo la sombra simbólica de las hojas del tabaco, el evento se desplegó como un abanico de prestigio y tradición, elevando con humo la grandeza de una industria que ha hecho de República Dominicana su templo y su bandera.
Ante las miradas expectantes de cientos de asistentes, entre columnas de humo que danzaban como espíritus antiguos, tomaron la palabra los guardianes de esta tradición: Osvaldo Radhamés Rodríguez, presidente de ADOCITAB y alma de Tabacalera El Artista; Francisco Matos, director técnico de la feria; Rafael "Papito" Cruz, director de PROINDUSTRIA; Ulises Rodríguez, alcalde de Santiago y anfitrión urbano del acto, y la vicepresidenta de la República, Raquel Peña, cuya presencia selló con institucionalidad y orgullo el inicio de esta celebración nacional.
La música contagiosa de Kerubanda puso ritmo a los brindis y al vaivén de los visitantes, que llegaron en oleadas entusiastas desde todos los rincones del país y del extranjero para disfrutar de tan espectacular evento.
Delegaciones de productores internacionales, empresarios del tabaco, dueños de tiendas, cosecheros, fabricantes de accesorios y aficionados, desde el más experto hasta el novato curioso, convirtieron a Santiago en la meca del tabaco y cigarro, bajo nubes de humo blanco y la camaradería de los asistentes.
Con más de 80 empresas expositoras, la Dominican Cigar Expo 2025, más que una feria, es una sinfonía de aromas, una vitrina de innovación y un altar que exalta la herencia cultural del tabaco, declarado por ley Patrimonio Cultural de la Nación.
“Esta es una exposición de clase mundial”, proclamó Osvaldo Radhamés Rodríguez, con voz firme como tronco de roble. “Es un homenaje a las manos humildes y sabias que transforman la hoja de tabaco en arte”.
Su discurso se convirtió en una declaración de identidad, un grito de orgullo nacional que no cabe en una ciudad, porque el cigarro dominicano se fuma con el alma y se expande con elegancia por los rincones del mundo.
En tanto, Francisco Matos, con verbo encendido, desglosó el andamiaje técnico del evento y entrelazó un relato histórico que arrancó aplausos eufóricos, al afirmar que la República Dominicana fue la primera tierra del Nuevo Mundo donde germinó la aromática hoja del tabaco, llevada luego por los colonizadores a Europa como un secreto ancestral aborigen.
Mientras que Papito Cruz anunció, con bombos y platillos, un aporte de 20 millones de pesos, dispuesto por el presidente Luis Abinader, para el Parque Industrial del Cigarro y Tabaco en Tamboril, sembrando así el porvenir en la tierra consagrada como la Capital Mundial del Cigarro.
Del 20 al 22 de junio, la Dominican Cigar Expo 2025 permanecerá abierta a los amantes del cigarro con un programa que entrelaza charlas especializadas, degustaciones, conciertos y encuentros de negocios, consolidando a la feria como un espacio vibrante de intercambio, reflexión y celebración.
Con esta feria, Santiago, vestida de gala, y Tamboril, con su alma de fábricas vivas, se entrelazan como dos pulmones que respiran tradición y exhalan progreso.
Mientras Tamboril sigue siendo la cuna productora, Santiago se proyecta como el gran escenario donde esa tradición cobra forma, brillo y destino internacional.
Así, entre discursos, música y brindis, con el humo como testigo y la memoria como llama viva que enciende el desarrollo, la Dominican Cigar Expo 2025 se alza como un canto de orgullo nacional, un rito moderno donde cada cigarro encendido es una antorcha que ilumina el camino de una industria que no se apaga.