
Santo Domingo.– Ante la alarmante proliferación del sargazo en las costas caribeñas, República Dominicana y México han conformado una alianza estratégica para combatir este fenómeno que amenaza el turismo, los ecosistemas marinos y la economía local. Así lo anunció este lunes el ministro de Medio Ambiente, Paíno Henríquez, durante la tradicional rueda de prensa que ofrece el presidente Luis Abinader.
Según Henríquez, en 2025 se espera una llegada “extraordinaria” de sargazo en toda la región, con más de 38 millones de toneladas estimadas para el Caribe. Solo en República Dominicana podrían recibirse más de 3.5 millones de toneladas. Este aumento significativo se atribuye a factores como el calentamiento global, la subida de la temperatura en las aguas del Atlántico y la contaminación con químicos y fertilizantes provenientes de la cuenca del Amazonas.
“Este es un fenómeno natural extraordinario que ha surgido en menos de 15 años y que ningún país ha logrado resolver de manera definitiva”, explicó el ministro, quien también señaló que el llamado ‘mar de los sargazos’ se ha desplazado más al sur, acercándose a Brasil.
Apoyo internacional y colaboración científica
La nueva alianza entre República Dominicana y México contará con asistencia técnica y económica de Corea del Sur y Francia, naciones que ya han comenzado a colaborar con soluciones innovadoras y estrategias de contención. Además, Henríquez informó que diversas universidades se han integrado al trabajo de investigación, buscando alternativas viables para controlar el impacto del alga marina.
Por su parte, el presidente Abinader reconoció que “no existe aún una solución definitiva ni un sistema de equipos capaz de manejar el problema de forma integral”. Subrayó que el fenómeno ya afecta nuevas zonas del país, como las playas de Barahona, que anteriormente no sufrían la llegada masiva del alga.
Una amenaza regional sin precedentes
El sargazo, que inicialmente se observaba con menor frecuencia, se ha convertido en una amenaza persistente para los países del Caribe. Su descomposición en la orilla genera malos olores, afecta la vida marina y representa un desafío logístico y económico para las autoridades locales y el sector turístico.
La cooperación regional e internacional, junto a la investigación científica, se presenta como la única vía sostenible para mitigar el impacto del sargazo, un problema ambiental que sigue creciendo en complejidad y magnitud.