
Por: Manuel Ángel Fernández.
En las empresas, el área de gestión humana debe procurar reclutar y seleccionar empleados y colaboradores que incidan positivamente en la rentabilidad del negocio. Una mala elección, es decir, contratar personas que no cumplan con el perfil del puesto, ocasionará, además de una pérdida de tiempo, una ejecución ineficiente de los procesos y esto repercutirá negativamente en los resultados financieros.
La estrategia de reclutamiento debe estar enfocada en captar aquellos talentos que estén acorde al perfil y a las necesidades del puesto, pues esto garantizará la buena ejecución de los procesos y procurará una mejor armonía dentro del clima laboral.
A continuación presentaremos algunos tipos de empleados dañinos que por alguna razón conspiran contra la buena armonía y la ejecución correcta de los procesos dentro de las empresas:
1. El Cinquero: Es aquel que minutos previos a las 5 de la tarde, ya ha recogido su escritorio. Siempre está pendiente del reloj para estar atento a la hora de salida y retirarse lo más temprano posible a su casa o destino. Nunca se compromete con la misión y visión del negocio y nunca da la milla extra. Siempre pone peros cuando lo invitan a participar en cursos y talleres.
2. El Mijijito: Aquel que siempre anda pregonando sus desgracias y calamidades. Se hace pasar por una persona enfermiza solo con la intención de causar lástima y así evitar que lo cancelen.
3. El Excusólogo: Aquel que siempre tiene una excusa para todo. Siempre busca un culpable cuando comete algún error. Siempre tiene un problema para cada solución.
4. El Chismoso. Uno de los más peligrosos. Son hábiles para hacer el mal y crear intrigas dentro de la organización. Vive metiendo las narices donde no le importa y es el encargado “oficial” para difundir toda clase de rumores. No tiene escrúpulos a la hora de desacreditar y poner en duda la honorabilidad de sus compañeros de trabajo, pues es la única manera que tiene para escalar en la empresa.
5. El Sindicalista: Todo se lo encuentra mal. Vive permanentemente quejándose de su salario, divulga que los dueños se lo ganan todo y es capaz de organizar reuniones clandestinas para conspirar y realizar críticas destructivas sobre el manejo del negocio.
6. El Tumbapolvo: Aquel que trata de tapar sus deficiencias halagando de forma exagerada al jefe o a los dueños de la empresa. Cuando hay reuniones gerenciales es el primero en aplaudir y vitorear los discursos del jefe o del propietario. Busca escalar en la empresa a base de elogios y rendir pleitesía a sus superiores.
7. El Respondón: Aquel que todo lo discute y todo lo pone en duda. Es capaz de ser grosero con su superior inmediato con tal de hacer notar que tiene la razón. Es irrespetuoso y habla mal de la empresa dentro y fuera de ella.
8. El Inepto: Es aquel que todo lo hace al revés de como debe hacerse realmente a pesar de que se lo han explicado varias veces. Es quien no ejecuta de forma eficiente los procesos de forma permanente.
9. El Mantenido: Aquel que ocupa una posición importante dentro de la empresa no por su capacidad y talento, sino porque es familiar o amigo de los propietarios. No le importa ejecutar mal los procesos pues se siente protegido.
10. El Sabrosón: Es el alma de las actividades sociales. Vive en un relajo permanente y nunca toma en serio su trabajo. Busca hacerse el simpático como estrategia para caer bien y procurar que no lo cancelen.
11. Los Dinosuarios: Son aquellos que tienen muchos años en la empresa, pero que no se han actualizado y se han quedado rezagados. Son un lastre dentro del equipo pero por pena o falta de recursos no han sido dados de baja.
12. Los Kamikases: Aquellos que viven haciendo diabluras con el objeto que lo cancelen y le paguen sus prestaciones.