
Vladimir Santana
Estamos viviendo una era donde la política muchas veces confunde visibilidad con liderazgo, y popularidad con preparación. Pero el país no necesita más figuras: necesita referentes. Necesita dirigentes con carácter, con principios y con una visión que piense en generaciones, no en ciclos electorales.
La ética en la política no puede limitarse a declaraciones. Debe reflejarse en los hechos, en cada decisión y cada gestión. El pueblo no espera discursos decorativos: espera integridad, compromiso y resultados tangibles. Y eso se demuestra con coherencia diaria y voluntad firme de servir.
El servicio público no es un escenario, es una responsabilidad. Quienes usamos la política como una vía de transformación social sabemos que el poder no se hereda ni se impone. Se construye con hechos, con responsabilidad, pero sobre todo, escuchando.
La ciudadanía ya no se conforma con palabras: exige compromiso demostrado. Busca integridad en quienes gobiernan, y humanidad en la forma de ejercer el poder.
Desde Santiago reafirmamos ese compromiso. Estamos construyendo una nueva forma de hacer política: con los pies en el territorio, con respeto a las estructuras, y con una mirada puesta en el futuro del PRM como partido de gobierno y de principios.