
Un estudio de la OCDE apunta que los gobiernos con madurez digital reconocen que la tecnología es un motor estratégico no solo para mejorar la eficiencia, sino también para que las políticas sean más efectivas, y que los gobiernos son más abiertos, responsables, innovadores, participativos y fiables.
El uso de la inteligencia artificial se hace cada día más común para satisfacer necesidades académicas, producir contenidos, ideas y resolver problemas del diario vivir. Sin embargo, su potencial ofrece grandes oportunidades para revolucionar el servicio público, haciéndolo más ágil, accesible, y eficiente.






