
Según el Washington Post, el país facilita apoyo estratégico a Estados Unidos mientras se redefine el equilibrio regional frente a Venezuela
La República Dominicana aparece como uno de los principales apoyos de Estados Unidos en el Caribe en el nuevo tablero de presión sobre Venezuela.
Así lo plantea un amplio reportaje del Washington Post, que describe cómo Santo Domingo ha facilitado cooperación logística y operativa a Washington en el marco de sus acciones contra el narcotráfico y la vigilancia regional, en un contexto de creciente tensión hemisférica.
Según el diario, el gobierno dominicano autorizó el uso limitado de instalaciones estratégicas para operaciones estadounidenses, permitiendo el tránsito, repostaje y apoyo técnico a aeronaves militares.
El presidente Luis Abinader justificó esa colaboración como parte de una política de seguridad compartida frente a amenazas que no reconocen fronteras, especialmente el tráfico de drogas que atraviesa el Caribe.
La cooperación, subraya el reportaje, se concibe como temporal, acotada y respetuosa de la soberanía nacional, pero representa un gesto político claro de alineamiento con Washington.
Para Estados Unidos, la República Dominicana se ha convertido en un socio confiable en una región donde no todos los gobiernos están dispuestos a asumir ese nivel de cercanía.
El Post destaca que este respaldo dominicano se inscribe en un esfuerzo más amplio de la Casa Blanca por tejer una red de aliados caribeños capaces de servir como plataformas logísticas, de vigilancia aérea y marítima, y de intercambio de inteligencia en operaciones sensibles.
En paralelo, el reportaje señala el papel de Trinidad y Tobago, cuyo gobierno ha ido incluso más lejos al permitir la presencia de tropas estadounidenses, ejercicios militares conjuntos y la instalación de sistemas de radar considerados clave para el monitoreo regional.
Esta cooperación ha generado debates internos en ese país, donde sectores políticos y sociales advierten sobre el riesgo de verse arrastrados a un conflicto mayor con Venezuela. Aun así, el Ejecutivo trinitense ha defendido su decisión como una medida de seguridad nacional y de compromiso con aliados históricos.
Contextualización del Washington Post
El Washington Post contextualiza estos movimientos en el marco de la mayor acumulación de activos militares estadounidenses en el Caribe en décadas. Washington ha endurecido su política hacia el gobierno de Nicolás Maduro, incluyendo el bloqueo de embarcaciones petroleras y una narrativa de confrontación directa, lo que ha elevado la temperatura geopolítica en la región.
Desde Caracas, estas alianzas son vistas como una amenaza directa. El reportaje recoge que el gobierno venezolano denuncia una estrategia de cerco y acusa a Estados Unidos de utilizar a países caribeños como plataformas para presionar y aislar a Venezuela.
En este escenario, la República Dominicana y Trinidad y Tobago emergen como piezas clave de una arquitectura regional que redefine equilibrios tradicionales en el Caribe, marcando una nueva fase de cooperación con Estados Unidos en medio de una crisis que trasciende fronteras y recalienta la geopolítica hemisférica.






