Santiago. Con motivo de la Semana Santa el presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, monseñor Freddy Bretón, a no perder los valores que dieron origen a la República Dominicana.
El también arzobispo de la arquidiócesis de Santiago dice que la cuaresma y la Semana Santa son épocas de oración, ayuno, penitencia y solidaridad con el prójimo, que constituyen un modo eficaz de fortalecer la condición humana. Refiere que esto incide directamente en el logro de la sana convivencia, lo que es echado de menos por la sociedad.
Considera completamente legítimo procurar el descanso, pero entiende que debe administrarse el tiempo con suficiente sabiduría, de modo que no pierda de vista aquellos valores esenciales, sin los cuales no se podrían existir.
Malas condiciones
“Pienso que es saludable para la República Dominicana no perder de vista los valores que le dieron origen. Yo insisto permanentemente en ello. Por ejemplo, es perjudicial para la Patria vivir de espaldas al evangelio, abierto en medio de nuestro escudo, como inspiración y valladar del preciado tesoro de nuestra libertad”, apunta
Advierte que han cambiado y hasta desaparecido algunos usos tradicionales de la Cuaresma y de la Semana Mayor, y así suele pasar. Sin embargo, indica que no se debería perder el espíritu de este tiempo fuerte y saludable.
Y recuerda que, como el cuerpo necesita nutrición, ejercicio, higiene e incluso profilaxis, el espíritu también reclama atención y cuidado.
Bretón cree necesario que los dominicanos preserven el significado de lo que representa la Semana Mayor.
En la provincia Santiago, las autoridades religiosas tienen programadas varias actividades con motivo de la Semana Santa que incluyen las tradicionales procesiones.
El pasado domingo inició celebración
La Semana Mayor en esta ciudad inició con la bendición de los ramos en el parque Duarte, seguido de una misa en la catedral Santiago Apóstol el Mayor, donde el obispo auxiliar monseñor Tomás Morel Diplán, dijo que esta semana invita a la oración, por lo que exhortó a la feligresía a participar de los actos religiosos y aprovechar el tiempo para la oración y el encuentro con Dios.