SANTO DOMINGO (Prensa Latina).-El 2023, un año preelectoral, dejó en República Dominicana un balance positivo en algunos índices políticos, económicos y sociales, pero también inconformidades, enfermedades, altos índices de inseguridad, inflación y desastres naturales.
Dos sucesos de trascendencia para la vida interna del país sucedieron en los meses precedentes: el litigio con la vecina Haití –con la que comparte el territorio de la isla La Española- y el inicio de la contienda electoral, en la que el presidente Luis Abinader aspira a la reelección.
Con unos 11 millones 117 mil 873 habitantes, República Dominicana –o Quisqueya, como también se le conoce-, sin separarse de su política cercana a Estados Unidos, busca también caminos propios.
Con medidas que analistas políticos y algunos sectores de la oposición calificaron de “drástica”, en tanto otros grupos las aprueban, el Gobierno de Luis Abinader reclamó la detención de la construcción por civiles haitianos de un canal de riego en el río Dajabón, conocido también como Masacre.
Durante un encuentro en el Palacio Presidencial, el vocero de la Presidencia Homero Figueroa sostuvo que las autoridades de la vecina nación invocan su derecho a utilizar el río de manera equitativa, pero olvidan que su uso neutral obliga a proteger a ambos Estados de posibles daños.
Al referirse a los riesgos que implica la ejecución de esa obra sin un estudio técnico mencionó el medioambiental, económico y la pérdida de vidas humanas.
Abundó que República Dominicana tiene el deber de cuidar los humedales de la laguna Saladillo porque es un patrimonio de la isla y del mundo.
La desviación del cauce natural del río, de 55 kilómetros de longitud y que ha servido de demarcador de la frontera desde finales del siglo XVIII, dejaría sin fuente de agua a la referida laguna, lo que significaría la desaparición de una rica diversidad de la flora y fauna, de importancia internacional, alertó.
Señaló a su vez que la falta del líquido incidirá en la eliminación de las actividades agropecuarias a ambos lados de la frontera.
Santo Domingo también argumenta que se trata de una violación del Tratado de Paz y Amistad Perpetua y Arbitraje de 1929, así como otros acuerdos fronterizos suscritos por ambos países.
En una escalada de disposiciones, Abinader dispuso en septiembre pasado el cierre de la frontera marítima, terrestre y aérea, y la suspensión de visado a ciudadanos haitianos, con lo que agravó la situación de miles de ellos y de criollos que participan en el comercio binacional.
El enojo dominicano ocurrió cuando Haití vive una crisis generalizada, con sus comunidades en manos de bandas mafiosas vinculadas al narcotráfico, miseria absoluta y otros males que se acrecentaron con el cierre del tráfico peatonal y comercial entre los dos países.
El pasado 26 de octubre, el Gobierno firmó el Pacto de la Nación junto a 28 partidos políticos, pero sin las principales fuerzas de la oposición.
El documento promueve la disposición a respaldar a la comunidad internacional en la reconstrucción de Haití, o, dicho con otras palabras, la intervención extranjera en suelo vecino, y el compromiso de salvaguardar la integridad de sus fronteras mediante el accionar de órganos militares locales.
Sin embargo, las órdenes no obtuvieron los resultados esperados. El desvío de la corriente fluvial continuó y Abinader se vio forzado a abrir la frontera solo con fines comerciales, aunque con condiciones muy rigurosas como el registro biométrico de los ciudadanos de Haití, y que los vecinos no aceptan.
Aunque en su momento Haití llamó a esta nación caribeña a conversar, las autoridades dominicanas mantienen que la detención de la construcción unilateral del canal de trasvase es la única condición para dialogar en busca de una solución conforme al derecho internacional.
Si bien las relaciones diplomáticas bilaterales se mantienen en cordialidad, el año concluye con tensiones en la frontera.
Solo para que se tenga una idea, el 14 de diciembre grupos haitianos derribaron la puerta fronteriza en su localidad de Juana Méndez y la lanzaron al río para exigir a los mandos de su país el levantamiento de las actividades comerciales con Dominicana.
AÑO PREELECTORAL
Este año comenzaron también los preparativos para la renovación política del país. Las elecciones se realizarán en dos momentos. El primero será el 18 de febrero, cuando se disputarán tres mil 849 cargos entre alcaldes, vicealcaldes, regidores, directores de juntas municipales, subdirectores y vocales.
El 19 de mayo será el turno de los aspirantes a presidente y vicepresidente, senadores, diputados (incluidos los de ultramar) y al Parlamento Centroamericano y suplentes. En total habrá 264 cargos en juego.
En el caso de la presidencia, si ninguno de los aspirantes logra el 50 más uno de los votos, habrá una segunda vuelta el próximo 30 de junio.
Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM), quien asumió en 2020 con el apoyo del 52,27 de las boletas, podría repetir.
La Junta Central Electoral (JCE) proclamó otros ocho postulados a la primera magistratura, a saber, Leonel Fernández (Fuerza del Pueblo y aliados); Abel Martínez (Liberación Dominicana); Virginia Antares (Opción Democrática) y Fulgencio Severino (Patria para Todos).
También Miguel Vargas Maldonado (Revolucionario Dominicano); María Teresa Cabrera (Frente Amplio); Carlos Peña (Generación de Servidores (GenS) y Roque Espaillat (Partido Socialista Cristiano).
En los comicios de 2024 estarán habilitados para sufragar ocho millones 118 mil 214 personas, de las cuales el 51.28 por ciento son mujeres y el 48.72 por ciento, hombres.
Hasta noviembre pasado la Alianza Opositora Rescate RD, conformada por el PLD, el PRD y FP, anunció acuerdos a nivel municipal en 145 alcaldías, incluida el Distrito Nacional y 215 direcciones de juntas de distritos municipales.
Mientras, el oficialista PRM ha hecho alianzas con una veintena de partidos que, de acuerdo con su delegado político, Sigmund Freund, le aportarán alrededor de 11 por ciento adicionales a los votos del oficialismo.
TURISMO, REMESAS E IED, APORTES A LA ECONOMÍA
El 2023 ratificó que República Dominicana es uno de los destinos turísticos más solicitados de El Caribe. Hasta noviembre, recibió a nueve millones 105 mil 43 visitantes (103 por ciento respecto al 2021) y se espera que la cifra llegue a los 10 millones de turistas al cierre de este año.
El registro de ingresos en ese rubro en el primer semestre superó los siete mil 660 millones de dólares, en tanto mercados emisores como el sudamericano se fortalecen.
Como otro impulso a la economía, el país recibió entre enero y octubre de este año ocho mil 424 millones de dólares por remesas, para un aumento de 3,7 por ciento respecto a igual período de 2022, informó el Banco Central.
En un balance hasta septiembre último, ese organismo también confirmó que la inversión extranjera directa (IED) alcanzó tres mil 369.5 millones de dólares, para un crecimiento interanual de 3,9 por ciento, y al finalizar este año se proyecta un monto superior a los cuatro mil millones de dólares conseguidos en 2022.
A pesar de estas positivas cifras, la tasa de pobreza monetaria general en Quisqueya se situó en 24,4 por ciento en el tercer trimestre del año. En la zona rural ascendió al 25,8 por ciento.
Sin embargo, Abinader informó que, desde septiembre de 2022 hasta igual mes de este año, se crearon 222 mil 497 empleos, y de ellos 164 mil 498 son formales, cifras refutadas por partidos de la oposición.
CUESTIONES CLAVE PENDIENTES
La tragedia se cernió sobre República Dominicana en noviembre, cuando un disturbio tropical dejó 30 fallecidos debido a las lluvias registradas en el territorio nacional, con acumulados de hasta 430 milímetros en 24 horas.
A lo anterior se sumaron el brote de dengue que golpeó al país con más de una decena de fallecidos, entre estos niños, así como el alto índice de accidentabilidad, uno de los más altos del continente.
Hay temas sociales pendientes, entre ellos, los referidos al alto número de feminicidios y el analfabetismo en mayores de 15 años. Hasta el pasado 9 de diciembre se registraron 50 mujeres fallecidas debido a la violencia intrafamiliar.
La inflación, otro problema de la economía, hasta noviembre se mantenía en el rango meta de 4.0 ± 1.0 por ciento establecido en el Programa Monetario, pero constituye hoy una de las mayores inquietudes de la población.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar), de 32 mil 333 personas mayores de 15 años de edad preguntados, el 54,1 por ciento mostró preocupación respecto a la capacidad de las familias para hacer frente a los gastos habituales.
El estudio arrojó que las situaciones que más agobian a los dominicanos son la delincuencia (66,5 por ciento), la inflación y las fluctuaciones en los precios de bienes y servicios, que se dispararon el año pasado y todavía hoy afectan el bolsillo, y en tercer lugar el desempleo.