Comenzar a hablar de la competencia para las elecciones del 2028 es ciertamente prematuro pero, al mismo tiempo, inevitable. Hay una razón que hace el tema interesante y digno de tratar desde ahora. El proceso que culmina es, o debería ser, una especie de transición, por no decir punto de inflexión. Aunque no necesariamente se retiren, hay varias figuras que han estado incidiendo en los últimos procesos que se entiende no van a aspirar a la presidencia nuevamente, ya sea por causas legales, políticas y hasta biológicas. Danilo Medina e Hipólito Mejía, por ejemplo. También entrará a la categoría de los que se entiende que no vuelven, el presidente reelecto Luis Abinader. Y podría entrar Leonel Fernández, aunque algunos de sus seguidores se resisten a la idea. De todos modos, el relevo está forzado a asumir responsabilidades en los principales partidos.
El PRM
El PRM es el que tiene la lista más larga de presidenciables, y no se descarta que surjan otros. Los que lucen, por ahora, con mayores posibilidades son David Collado, Carolina Mejía, Yayo Sanz Lovatón y Wellington Arnaud. Las claves para que uno de ellos, o algún otro, continúe el reinado del PRM, es que al Gobierno le vaya bien y que el partido se mantenga unido.
La oposición
Los Fernández, Leonel y Omar, lucen como las opciones en la Fuerza del Pueblo. Se ve como una ventaja relativa que ese partido tenga el tema “resuelto” desde ahora, porque o es el padre o es el hijo, pero eso tiene sus bemoles. Uno representa la experiencia, pero carga con el natural desgaste luego de ser cinco veces candidato, y el otro representa lo nuevo, pero también la inexperiencia. El PLD tiene una lista larga en la que hay que incluir, además del propio Abel Martínez, a Margarita Cedeño, Francisco Domínguez Brito, Andrés Navarro y Juan Ariel Jiménez. Pero no es de cantidad ni calidad de presidenciables el problema de los morados. Ellos tienen otros, y muy graves.