En el mes de octubre estamos celebrando el mes del cooperativismo. Este movimiento pertenece a lo que se conoce como la economía solidaria. La economía solidaria tiene su origen en el siglo XVIII y surge en plena segunda revolución industrial y se convierte en una respuesta alterna al malestar, convulsión económica y social imperante. Sin embargo, la economía solidaria queda en el ostracismo y resurge en los años ochenta ante al fracaso evidente del capitalismo para responder a las necesidades socioeconómicas de los ciudadanos.
En la República Dominicana, tierra fecunda para el cooperativismo, este llega en 1946 cuando la orden sacerdotal de los Scarboros del Canadá envía el técnico padre Pablo Steele para desarrollar la doctrina cooperativista en el país.
Las cooperativas no son bancos, no tienen clientes ni un consejo de accionistas. Tienen socios. Cada socio es propietario de la cooperativa hasta la cantidad de aportaciones que posea y al final de cada año fiscal los excedentes se reparten de manera equitativa. En un banco el capital es de propiedad privada en una cooperativa es de propiedad colectiva.
Las cooperativas se rigen por 7 principios fundamentales los cuales detallamos a continuación:
1. Ingreso libre y voluntario: A nadie se le coacciona para pertenecer a una cooperativa. Son organizaciones abiertas para todas aquellas personas dispuestas a respetar la membrecía son distinción de género, raza, clase social, inclinación política y religiosa.
2. Control democrático de los socios: Para un servidor uno de sus principios fundamentales. Son entidades controladas por sus socios, quienes participan en la definición de sus políticas y en la toma de decisiones. En las cooperativas los miembros tienen igual derecho de voto.
3. Participación económica de los asociados: Los socios contribuyen y manejan de forma democrática los recursos de la entidad cooperativista. Cada socio tiene el deber de realizar aportes, lo cual también podemos considerar un derecho. Por lo tanto, parte de ese capital es propiedad común de la cooperativa.
4. Autonomía e Independencia: Aunque existe un órgano supervisor que es el Instituto y Desarrollo de Crédito Cooperativo (IDECOOP), las cooperativas son entidades libres y autónomas controladas por sus socios. Pueden realizar acuerdos y alianzas con otras entidades, pero en términos que aseguren la sostenibilidad democrática y la autonomía de la entidad.
5. Educación: entrenamiento e información: Lo primero es que para formar parte de los órganos de dirección se recomienda el diseño de un Diplomado conocido como Carrera Dirigencial. Las cooperativas deben brindar educación y entrenamiento a sus asociados que obviamente contribuyan al desarrollo de la cooperativa. También tienen grupos de formación de futuros jóvenes líderes cooperativistas y educación financiera a los niños.
6. Cooperación entre Cooperativas: No puede existir el movimiento si no hay confraternidad entre las cooperativas. El conocido “benchmarking”, tan popular en términos gerenciales es vital para la expansión y la mejora de las mejores prácticas cooperativistas.
7. Compromiso con la comunidad: Una cooperativa no es una financiera. Una cooperativa que no incida en el desarrollo social, económico y cultural de sus socios debería revisarse. Las cooperativas trabajamos para el desarrollo sostenible de nuestras comunidades. En nuestro país hay cooperativas con una muy fuerte influencia sobre su comunidad.
Finalmente, si confundes la arrogancia y el ego con virtudes que debes toma en cuenta para construir un líder cooperativo estás partiendo de un puerto que te llevará a trascender en otros campos de acción (pero no en el cooperativo)
Por Manuel A. Fernández
Asesor de Cooperativas